23 agosto 2007

Las razones de la nueva guerra fría

La rivalidad geopolítica entre los Estados Unidos y la zona que se convirtió en la Unión Soviética no es de hoy, viene de la época del imperio romano. Tampoco es sorprendente que se afiance de nuevo esa rivalidad porque Rusia se ha recuperado de su debilidad de los años 90, cuando su influencia global se vió reducida dramáticamente. Ahora que el precio del barril de petróleo ha llegado a los 70 dólares, el Kremlin tiene rublos para inyectar en el ejército, justo cuando Washington mueve fichas que a Rusia no le gustan ni un pelo. Ya es duro de aceptar que la OTAN se amplie, pero que pretenda situar instalaciones anti-misiles en la República Checa y en Polonia además de la guerra de Irak ya es demasiado y hay que re-equilibrar la balanza.

Rusia ha considerado adecuado responder al reto que supone la hegemonía de Estados Unidos, tratando de aliarse con otras naciones y hacerle frente con gestos como plantar una bandera de titanio en el Polo Norte, realizar pruebas con misiles supuestamente capaces de contrarrestar el escudo anti-misiles americano y bloqueando los intentos de conceder a Kosovo la indepedencia de Serbia, país aliado de Rusia. El tablero de ajedrez de la política internacional se pone interesante siempre y cuando, claro está, se quede todo en eso, movimientos estratégicos, pero sin llegar al jaque-mate, y menos a bombazos.

Un experto del Eurasia Group, una empresa de asesores de riesgo político, comenta que las élites rusas tienen ahora más fuerza que en cualquier momento desde el principio de los años 80 y está bastante harta del unilateralismo y la prepotencia americana. Oficialmente nada de esto amedrenta a Washington, según un portavoz de la Casa Blanca. Ante la noticia de que los bombarderos de largo alcance rusos habian recomenzado sus misiones tras 15 años de letargo, ha dicho que no cree que el ejército estadounidense esté preocupado por ello. La historia de siempre, los políticos saben que hay que decir lo que los ciudadanos quieren oir.

Parece que la administración americana no ha terminado de entender en qué consiste la Rusia post-soviética y no parece que estuvieran tampoco preparados para ver que tensaba sus músculos, animada por la entrada de recursos económicos procedentes de petróleo, para volver a un escenario que conoce bien, la guerra fría de sus antepasados.

Cabría pensar que la administración de los Estados Unidos anda un poco autista y escasa en diplomacia, habiendo olvidado que Putin ofreció su asistencia tras los ataques del 11S, mientras que Rusia no ha recibido gran cosa por su apoyo y cooperación contra al Qaeda. Al contrario, la arquitectura de la seguridad europea está construída sobre las debilidades rusas y en Moscú se sienten traicionados.

Un acercamiento a China parece una buena idea, así que se han puesto a realizar juegos de guerra con 6500 soldados para demostrarlo. Los americanos esperaban que se les concediera el estatus de observadores de una alianza creada hace seis años, la Shanghai Cooperation Organisation que incluye varias de las antiguas repúblicas soviéticas, pero la petición fué rechazada. Ese estatus se le ha concedido a Iran, sin embargo. La Shangai Cooperation Organisation de pronto se ha convertido en un posible contrapeso de la OTAN y si su aliado es Iran, la cosa se pone muy fea, según los expertos. Parece que el siglo ha comenzado con fuegos de artificio, esperemos que no pase de ahí porque el Oriente Medio está, como su propio nombre indica, en el medio.

No hay comentarios: