20 agosto 2007

Martin Luther King tenía razón pero nadie hizo caso

Pocos prestaron atención a Martin Luther King Jr., conocido por su defensa de los derechos civiles, cuando poco antes de morir asesinado, habló en una reunión de la Asociación Americana de Psicología (APA) sobre el papel que los psicólogos debían jugar en la sociedad para acabar con las injusticias. Cuarenta años después de su discurso, los expertos analizan y apoyan sus ideas.

Luther King, Premio Nobel de la Paz, pensaba que los psicólogos y otros científicos sociales tenían que estudiar la forma acabar de con el racismo y las desigualdades sociales de los ciudadanos. Estaba convencido de que las personas que vivían en sociedades donde había más injusticia, violencia y discriminación no disfrutaban del llamado estado del bienestar y tenían peor salud.

Ahora, 40 años después, "cientos de estudios apoyan sus hipotésis", dice el doctor Thomas A. Parham, profesor de psicología de la Universidad de California. El efecto que tiene la discriminación ha sido estudiado y contínuamente se demuestra que sus efectos influyen en el riesgo de sufrir problemas de salud mental o física, como las enfermedades cardiovasculares.

Durante el 115 encuentro anual de la APA, que se ha celebrado estos días en San Francisco se han analizado minuciosamente las opiniones de Luther King y los expertos han anunciado un plan de 'discusión nacional' de tres años sobre la raza, la paz y la justicia que tendrá como fondo las enseñanzas del reverendo.

Luther King pidió que se estudiara la relación que pudiera existir entre los trastornos mentales y lo que el llamaba los tres pilares de la sociedad, el racismo, el clasismo y el militarismo. Los expertos han comentado que King estaría muy satisfecho de lo que se ha avanzado hasta ahora en este campo.

"Una de las contribuciones más importantes a la psicología moderna es comprender cómo los individuos forman sus identidades culturales y raciales según pertenezcan a un grupo u otro y se comportan de una manera diferente si están solos o si están en grupo". Ahora "lo que nos falta es comprender mejor la forma en la que el racismo, el sexismo o el clasismo continúan manifestándose como nuevas formas de injusticia en nuestra sociedad contemporánea".

"Debemos centrarnos en cómo estas nuevas formas de injusticia social mina la salud mental, no sólo de las personas que pertenecen a grupos marginados, sino también la de aquella gente que pertenece a un grupo mayoritario y que consciente o inconscientemente mantiene puntos de vista discriminatorios".

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