27 octubre 2007

El humano y la araña, parecidos alarmantes


Lo dice un aracnólogo, el Dr. Moya Laraño (¡que coincidencia!) que trabaja en la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC y estudia a las arañas. Según este experto "lo distinto no existe, todos nos comportamos de forma egoísta. Cada individuo hace lo que puede para reproducirse y sobrevivir, esa es mi conclusión". Eso nos pone a la altura de las arañas.

Aunque las arañas son "hembristas" porque "se comen al macho durante la cópula, otras al siguiente que viene, otras cuando el macho intenta escapar y otras antes de copular". Puede que lo hagan porque los machos son proteína de buena calidad, o puede que lo hagan porque las hembras se sienten acosadas por ellos. Así que se los zampan y se acabó el acoso. Claro que las arañas hembra son más grandes que los machos, si no todo sería diferente, obviamente. Si lo sabremos los humanos.

A pesar de esta diferencia, este amor arácnido empieza igual que el de los humanos, con regalitos de hilos de seda bien envueltitos que le son ofrecidos a las hembras. Y más vale que esten envueltos como Dios manda porque si no seran rechazados. Cuanto más grande es el regalo más tiempo copulan con ella.

Tambien le ponen música al cortejo. "Los machos van a la telaraña de la hembra y empiezan a tocar los hilos, una danza de vibración". Lo que hace el amor, hasta las arañas se vuelven bardos. Interesante ¿no? Y es que "la música evolucionó por selección sexual", dice Moya Laraño. "Empezó como una forma de cortejo y como una manera de mostrar las habilidades. Luego la música y nuestras capacidades sensoriales fueron coevolucionando". Menos mal, empezaba a dudar de la superioridad del ser humano, caramba.

Todavía hay más parecidos, "a la hora de copular las arañas pueden adoptar distintas posturas, incluido el 69". Además en ciertas especies el macho ata con telaraña a la hembra. Creen que lo hace para que la hembra no se lo coma y así copular tranquilo. La hembra se deja, porque el regalito la volvió dócil. Y eso que ella es más grande y poderosa. Por si esto fuera poco resulta que el veneno de la araña negra actua como la Viagra en humanos. Da que pensar.

Hay más parecidos. Dice Moya Laraño que la hembra se deja engañar, porque "el engaño y el contraengaño evolucionan conjuntamente"y el etólogo Karl Grammer, refiriendose a hombres y mujeres lo confirma: "los machos engañan a las hembras en un grado muy alto, si les preguntas a los estudiantes si han engañado alguna vez a una mujer, el 60% de machos dirá que sí, mientras que sólo el 12% de las hembras responderá que sí".

Además las arañas son inteligentes. Basta con enseñarle una presa y si luego la escondes donde no pueda ni verla, ni olerla, sale disparada y la encuentra. Moya Laraño está convencido de que tienen aprendizaje y memoria, y remata diciendo que "la mayoría de los humanos no estamos muy lejos de los machos de araña". No hay más que ver "hasta qué punto el sexo mueve el mundo".

¿Y el cariño?

"Las crías de tarántula están con la madre hasta seis meses en el nido, y ésta lleva cargadas en la espalda hasta 700 crías, ¿eso es cariño?" pregunta el aracnólogo.

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