04 noviembre 2007

El engaño del calentamiento global (II)


En el primer informe del IPCC de 1991, al que siguió la Conferencia de Rio de 1992 las contradicciones resultaron obvias, pero el siguiente, el de 1996 fue duramente criticado. En el se concedió particular prominencia a un desconocido científico del gobierno de los Estados Unidos que sostenía que existía evidencia de una conexión entre el calentamiento global y el aumento del CO2 y que ésta había sido firmemente establecida.

Este estudio fue atacado duramente por varios expertos de primera línea debido a la forma en que la evidencia había sido manipulada. Esto no impidió que se hiciera firme el consenso que respaldaba la teoría del CO2 en el Marco sobre el Cambio Climático, fuertemente influido desde las bambalinas por el entonces Vice-Presidente de los Estados Unidos Al Gore, que allanó el camino al famoso Protocolo de Kyoto de 1997.

Es en Kyoto donde se inicia la tercera fase de la historia del cambio climático, con el compromiso de los gobiernos de reducir drásticamente las emisiones de CO2. Faltaba ratificar el Tratado, lo que parecía que tardaría todavía mucho tiempo puesto que el Senado de los Estados Unidos lo había rechazado, a pesar de las intervenciones de Al Gore. Una de esas intervenciones fue evitar la publicación de un artículo en el que participaba el Dr. Revelle, el padre del "efecto invernadero", escrito poco antes de morir. Gore no quería que se supiera que su maestro y mentor urgía a que se considerara la teoría del calentamiento global con más precaución.

Uno de los mayores problemas a los que se enfrentaban Gore y sus aliados en aquel momento era la evidencia masiva de que en el pasado las temperaturas globales habían sido superiores a las del siglo 20.

El final de la historia en el post de mañana...

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